Cambios

Hace mucho que me ronda cierta idea por la cabeza. Emprender un cambio de vida, en otro lugar, en otro sitio que no sea esta ciudad aburrida y diminuta en la que nunca hay nada que hacer a parte de salir a emborracharse (y hasta de eso estoy ya quemada).

Siempre el mismo paisaje, los mismos bares, la misma gente, las mismas calles. Estoy cansada de que sea siempre lo mismo.

Pero hay cosas que me atan, no son muchas, pero sí que tienen cierto peso.

En primer lugar, todavía no he terminado la carrera y cuando la termine no tengo ni la más remota idea de qué hacer con mi vida. Ni la más remota. Aunque bien mirado, eso podría ser también un aliciente para alejarme de aquí, nuevas posibilidades.

En segundo lugar, mi familia. Somos... cómo lo diría, como aquella serie, la familia Brady, todos asquerosamente unidos. Y especialmente, mi madre, que sufre el síndrome del nido vacío y no puede soportar la idea de que me aleje más de cien kilómetros (e incluso eso lo lleva mal).

En tercer lugar, y no por ello menos importante, el miedo. Hasta ahora he llevado una vida realmente cómoda, mis padres me pagan el piso, la manutención, los estudios... Y sí, ya sé que soy mayor como para echarle huevos al asunto, pero no puedo evitar que me de miedo.

De cualquier manera, si me largo de aquí no será mañana, ni pasado. Tengo tiempo de ir venciendo barreras.

Hasta entonces... habrá que dejar que las cosas sigan su curso.

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