Plástico.

Asomo la cabeza por el portal de mi casa, cautelosa, desconfiada. El mundo real se ha vuelto extraño y me cuesta poner de nuevo un pie en la calle. Pero me he quedado sin tabaco y no hay más remedio que salir, así que finalmente doy el paso y echo a andar.

Según me acerco al bloque de pisos en cuyo bajo se encuentra el estanco, miro hacia arriba y veo en un balcón algo que llama mi atención. Un maniquí, como los de los escaparates de las tiendas de ropa, asomado hacia la calle, viendo pasar la vida con unos ojos acrílicos que no parpadean.

Me quedo mirándolo durante unos segundos y me imagino ese mismo piso por dentro. Un maniquí viendo la televisión, sentado cómodamente en el sofá, con el mando a distancia pegado a la mano con cinta aislante. Otro, tumbado en una cama, con los brazos cruzados detrás de la cabeza y unos cascos puestos, escuchando música. Uno más en la cocina, quizás con la mano apoyada en la nevera, disponiéndose para hacer la cena. Y tal vez dos maniquies pequeños, de niños, sentados en el suelo con coches de juguete.

Una gran familia numerosa, dispuesta por alguien que se siente solo. Ese tipo de soledad autoimpuesta, de aquellos que no quieren estar con nadie, pero al mismo tiempo necesitan compañía.

Me imagino a esa persona solitaria llegando a casa al fnal del día, saludando a su familia de plástico, contándoles cómo le ha ido el día, quizás imaginando que ellos hacen lo mismo. Sentándose en el sofá junto al que tiene el mando a distancia o haciendo la cena con el que está en la cocina.

La soledad hace esas cosas, pienso mientras sigo mirando al maniquí del balcón, puede llegar a devorarte, terminando por volverte loco, haciéndote creer que un objeto inanimado puede darte la misma compañía que una persona de carne y hueso.

En ese momento, llego a la puerta del estanco, justo al lado de la que da acceso al edificio donde viven los maniquies. Hay una placa dorada en la que no había reparado nunca.

"5º B. Modista"

Era otra posibilidad.

9 comentarios:

  1. Recuerdo en Náufrago, las peripecias del hombre solitario con su "Wilson".
    Hay ciertas soledades que pueden ser terribles. Igual que ciertas compañías.
    Escribía Benedetti aquello de "Tengo una soledad tan concurrida..."

    En este post, forma y fondo me resultan impecables.

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  2. de cómo se pueden sacar historias de todo... "si faltan emociones me las invento..."
    me gusta este tipo de relatos

    un abrazo, besos, srta. rock and roll

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  3. El caso es que el mundo real siempre es extraño...
    Un relato que engancha.

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  4. las sensaciones y los pensamientos que estas suscitan se nos llevan a crear estos posibles mundos. Con ellos creamos, o adivinamos, o refreímos. Qué divertido es escribir! me gustó tu relato! besos

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  5. ¡Hermoso relato, de algo tan simple, lograste mucho!

    Besos.
    Nina.

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  6. Buenisimo.
    Me encantó... yo también pasé...
    y me quedo un rato por tu barrio.

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  7. Me encanta esa línea de fina ironía que pasa inadvertida por casi todos los relatos que de momento he leído. Que transfondo más triste verse acompañado de un objeto. Me gusta el trato a la soledad que haces...
    Un beso

    Juanjo

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