Tamborileo con las uñas en el brazo del sillón de terciopelo color burdeos en el que llevo sentada unas dos horas. De vez en cuando, miro mi reflejo en uno de los espejos que cubren las paredes de la pequeña estancia, comprobando que la sonrisa que me he grapado en la cara al salir de casa sigue intacta. Quizás algo crispada, pero ahí sigue.
Hace rato que he perdido la cuenta del número de vestidos de novia que se ha probado mi hermana. Seda, tul, raso, encaje. Escote barco, escote palabra de honor, escote asimétrico. Con cola, sin cola. Con velo, sin velo. Con mangas, sin mangas. Blanco inmaculado, blanco roto, hueso, champán, beige.
Mi hermana dice: Este me hace mucho culo, este me hace muy bajita, este color no me va bien.
La dependienta dice: Este te queda genial, este es precioso, este es muy parecido al que llevó fulanita de tal en su boda.
Yo digo: Este me gusta, este me gusta, este me gusta.
Vale, puede que no sea de mucha ayuda en este momento, pero lo único que me apetece es que elija uno y salgamos de este sitio. Comprendo la importancia del vestido para una novia. De verdad. Pero esto ya me parece excesivo.
Una vez que se ha probado absolutamente todo lo que hay en la tienda, exceptuando los vestidos de comunión y las cortinas, volvemos a empezar y se prueba el primero de todos, el mismo que había visto en el catálogo, el mismo que se ajustaba desde el principio a la idea que se había hecho previamente sobre el vestido que quería. Y por supuesto, elige ese.
¿Por qué haremos las cosas tan complicadas? Sí, hay elecciones difíciles, y cualquiera, desde elegir un plato en una carta a elegir un vestido de novia, implica renunciar a alguna otra cosa que también te habría gustado poder escoger. Sabiendo eso, ¿por qué dar vueltas y más vueltas a una misma cuestión si desde un principio sabemos lo que queremos? La respuesta más obvia es que tenemos miedo de equivocarnos, que al llegar los platos a la mesa, descubramos que los de los demás nos apetecen mucho más que el que hemos pedido.
Sí, puede que sea una visión un tanto simplista, sin embargo no deja de ser cierto que la mayoría de nuestras decisiones son tomadas sin tener la certeza absoluta de que hemos hecho lo correcto, la vida no es como una película de Disney, en la que el protagonista ha de elegir entre un camino oscuro y tenebroso, y otro luminoso, en el que pían los pajaritos.
Tenemos muchas posibilidades de equivocarnos al tomar decisiones, pero la mayoría de las veces, una vez visto el error, nos damos cuenta de que:
a) El error es subsanable, se puede cambiar de dirección.
b) No ha sido para tanto.
El plato que hemos pedido puede seguir siendo delicioso, aunque nos llamen más los de los demás, y siempre podemos compensarlo escogiendo un postre sublime. Y el vestido puede no quedarnos extraordinariamente bien, pero lo que cuenta es que ha sido lo que hemos llevado uno de los días más importantes de nuestra vida, y eso lo hace especial.
Faltan meses para la boda de mi hermana y es más que probable que para entonces haya encontrado tres o cuatro vestidos que le gusten más, eso le hará dudar, quizás incluso coja alguna rabieta, pero seguirá estando preciosa con el que ha elegido.
Como suele decirse, muchas veces los árboles no nos dejan ver el bosque.
Hola, bello blog,preciosas entradas,si te gusta la comunión entre palabras, la poesía,te invito al mio,será un placer,es,
ResponderEliminarhttp://ligerodeequipaje1875.blogspot.com/
gracias, buen día, besos cómplices...
Cada día, un montón de decisiones. A priori, difícil saber cuál va a ser realmente trascendente y cuál no. Algunas vienen camufladas, con otras quizás se puede intuir el alcance...
ResponderEliminarCuando una bifurcación parece importante, siempre me acuerdo del poema de Robert Frost, de los dos caminos que se bifurcan en el bosque amarillo. Y del final:
(...) Debo estar diciendo esto con un suspiro
De aquí a la eternidad:
Dos caminos se bifurcaban en un bosque y yo,
Yo tomé el menos transitado,
Y eso hizo toda la diferencia.
Lo de acompañar a alguien a probarse ropa, para mí al menos, es desesperante.
ResponderEliminarPor desgracia muchas veces los errores no tienen solución... ojalá todas las decisiones fueran como ésta.
Saludos.
Según dicen en Matrix, (Si... voy a citar a Matrix): "No vinimos a tomar decisiones... las decisiones ya las tomamos. Vinimos a entender porqué tomamos esa decisión".
ResponderEliminarBeso Grande Rock!
Muchas gracias por tu visita. Yo también me quedo por aquí ;)
ResponderEliminarSaludos
cuando nos cuesta tanto tomar decisiones, finalmente es la vida la que las toma por nosotros... y no siempre es tan cuidadosa y prudente como nosotros intentamos serlo... Moraleja: haz lo que te pida el cuerpo en cada momento
ResponderEliminarlos indefinibles
ResponderEliminardescribiste la situación de una forma muy directa y fresca...me encantó! sobre el tema de elegir...aunque te he de dar la razón...yo soy de esas que duda de todo...con el tiempo he mejorado muchísimo, y procuro seguir las corazonadas, sin poner tanto peso a las cosas. Si no, no avanzamos. Yo creo que los que tenemos problemas para decidir, es porqué ilusamente creemos que podemos controlarlo todo. Y no es así. Besos guapa!!
ResponderEliminarGracias Srta por tu visita a mi espacio. Te sigo.
ResponderEliminarCon respecto a lo q contás; yo pareceré muy mala tal vez, pero la verdad ? yo no la acompaño a mi hermana en una situación parecida, ni de casualidad.
Como ejemplo, hace unos días fuimos a un shopping (centro comercial) y mientras ella se probaba y probaba ropa, yo estaba perdida entre medios de libros en una librería. Esa vez, tardé más yo que ella y mi hermana dijo: "Todavía estás acá?". Cuestión de gustos. *
Un beso o 2 !
Buenísimo el blog! Ya te dejé en mis links para pasar seguido por aquí. Un saludo!
ResponderEliminarla vida es cuestion de decisiones, y no conviene pararse tanto ante una duda.. siempre habra algo mejor, y algo peor... es dificil elegir, pero el que no arriesga, no hace nada, pero nada de nada...
ResponderEliminarun abrazo, besos, srta rock and roll
au revoir!
Tienes mucha razón en lo que cuentas, pero he de decir que, inevitablemente y después de leer esto, me siento más tu hermana ;)
ResponderEliminar¿Donde está el Tunel que leí que escribiste?
ResponderEliminarJejeje, me ha gustado el texto y yo añadiria que seguro que lo cambiará, se comprará otro más caro y el mismo día de la boda se arrepentirá del cambio y despues de decirle el "si quiero" lo primero que le dirá al marido es que "es culpa suya" y el sin saber de que habla le dirá que tiene razón...jajaja, me quedaré sobrevolando tu blog.
ResponderEliminarSrta rock?... me gusta el nick, yo creo que sería el caballero heavy jajaja
Un saludo
Juanjo
Bueno. Tamborilea, tamborilea que no te queda nada. Un par de meses? Vaya! He andado perdido, con poco tiempo, tengo bastante para ponerme al día, y es que venir por aquí, sin duda, es una buena elección. Suerte con la boda. Y tú has elegido vestido? Dama de honor?
ResponderEliminarPD: Jojojo. Me hace gracia el andolina ese de arriba. Y es que debe estar captando lectores. A mi me mando un comentario exactamente igual (De copia y pega, qué cosas!)
Salu2
Tano, el post del tunel lo borre nada mas publicarlo, porque no estaba contenta con el. Espero publicar pronto algo nuevo, cuando vuelvan las musas (y resucite mi ordenador, que ha decidido morirse).
ResponderEliminar_Un abrazo.
Hola Señorita!! en lo de tomar decisiones yo soy de los que doy vueltas, vueltas y más vueltas y al final elijo (casi) siempre la peor de las opciones.... pero me doy cuenta cuando ya es tarde!! :-( Cuando mejor elijo es cuando menos lo pienso, pero me es inevitable pensar....
ResponderEliminarUn placer tu visita por mi pequeño blog.... yo me quedo por aquí tambien, me gusta tu blog!!
Long life rock'n'roll ;-)
Pasear por tu blog ha sido una buena manera de empezar el lunes ;)
ResponderEliminarTe encuentro (gracias a otro blog) y me quedo.
ResponderEliminarA veces tantas opciones nos agobian, en vez de ayudarnos. Parece que nos estemos perdiendo algo.
Me gusta cómo narras :)