Bon voyage II

Mi padre me espera junto al autobús. Cuando me ve me abraza como si no me hubiese visto en un año, como hace siempre, aunque hayamos estado juntos tres días antes. Coge mi maleta y la mete en el coche.

Arranca y empezamos una conversación ligera, intrascendente, entretenida. En el equipo de audio suena Springsteen y de cuando en cuando nos quedamos callados escuchando, en un silencio afable y cómodo.

Estamos en una recta muy larga, no hay demasiado tráfico y todo discurre tranquilo. De repente, un coche que esperaba en una intersección para incoporarse a la carretera principal, decide hacerlo en el preciso instante en que pasamos nosotros por ahí. Me da tiempo de ver a la conductora, una mujer de unos cuarenta años que parece sorprendida de que hubiese otro coche justo ahí. Frenamos en seco y el otro coche pasa a escasos diez centímetros de nosotros.

Todo dura apenas unos segundos. Mi padre y yo nos miramos en silencio. Incluso Springsteen parece cantar con menos ímpetu. Veo en su cara de terror que pensaba que nos íbamos a matar, y yo sé que él ve lo mismo en la mía. Me pregunta si estoy bien y arranca tras una respuesta afirmativa.

Pasan largos minutos hasta que uno de nosotros vuelve a abrir la boca. Nos despachamos a gusto, ambos cabreados y temblorosos, jurando en arameo y acordándonos de aquella mujer y de sus muertos más recientes.

Cuando llegamos a nuestro destino hemos recuperado el color y el temple, al menos en parte. Me abraza de nuevo, todavía con más fuerza que antes. Aspiro su olor, con la cabeza apoyada en su pecho, y me alegro de estar en casa.

2 comentarios:

  1. Al fin en casa, a pesar de todos los percances del camino.
    ^^

    muacks

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  2. uffff el impetu de Springsteen bajaría, pero a mi se me han acelerado las pulsaciones!!
    Me alegro de que todo quedara en un susto un abrazo más fuerte!! ;)
    A mi me pasa exactamente lo mismo con ese invento del demonio del despertador!! jur jur

    Un besazo señorita!!

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