Bon voyage

Mi despertador está configurado para poder retrasar la alarma cinco minutos cada vez que suena. Este invento, en el mejor de los casos, consigue que me quede al menos un cuarto de hora de más en la cama, y otras veces hace que pasen horas desde la primera vez que suena hasta que consigo despertarme del todo.

Esta mañana me he quedado en un término medio, he reaccionado media hora más tarde, tras sonar la alarma siete veces. He de coger un bus dentro de quince minutos, así que me visto a toda prisa, cojo la maleta y salgo de casa prácticamente a la carrera.

Por suerte llego justo a tiempo. Justo a tiempo de ver mi autobus a lo lejos, acaba de salir. Me quedo de pie, mirándolo con cara de incredulidad, sin soltar la maleta, y no sé si reir o llorar. Entro en la estación para comprobar que el próximo sale dentro de dos horas, y que para entonces habré perdido el único enlace que hay en todo el día.

Voy a la cafetería, me siento en la barra y pido un café mientras marco el número de mi padre, que por supuesto me contesta alarmado, pensando que ha pasado algo grave. Tras convencerle de que estoy viva y de que mantengo mi integridad física, le explico la situación. Me dice que no me preocupe, que coja el siguiente autobus y que él vendrá a buscarme para completar el recorrido.

Vuelvo a casa arrastrando los pies y la maleta, mientras empieza a amanecer.

1 comentarios:

  1. Recuerdo que de novios apurábamos tanto el momento de la despedida, que un día al llegar de noche a la estación sí que vimos el tren que ella debía tomar saliendo del andén, ya en marcha, y no lo podíamos creer.
    Bueno, y eso de las alarmas que suenan cada cinco minutos... bufff qué peligro, lo sé por experiencia.


    besos

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