Cambio de escenario

Sábado por la noche. Hace frío y todavía me dura la resaca, así que no tengo intención de salir. Pero una llamada de última hora me hace cambiar de opinión.

Veinte minutos más tarde me encuentro con dos amigas y nos dirigimos a la zona de los bares. Cuando estamos a punto de llegar al bar de siempre, me descubro pensando que no me apetece ir ahí. Es un bar que siempre me ha gustado, por su música, por su ambiente, pero hoy se me antoja como algo demasiado rutinario, las mismas caras mire a donde mire, tanto dentro como fuera, cuando salgo a fumar.

Así que sugiero ir a algún otro sitio. Y así lo hacemos. Vamos a un bar en el que habremos estado sólamente un par de veces. Primera parada, la barra. Pedimos nuestras copas y el camarero nos invita además a unos chupitos de tequila. Con el sabor de la sal y el limón en la boca inspeccionamos el lugar. La música no está mal, hay gente, pero no está lleno a rebosar, el punto perfecto. Un tequila más, cortesía de la señorita S., y buscamos un hueco entre la gente.

Charlamos, reímos, bailamos. De cuando en cuando se acerca algún chico intrépido e intenta entablar conversación con nosotras, utilizando alguna de esas frases de ligoteo tan manidas. A mis amigas parece gustarles tanta atención, y no pasa mucho tiempo hasta que la señorita M. habla con un tal Iván, mucho más próximos el uno al otro de lo que sería estrictamente necesario. Cuando la señorita S. se encuentra en una situación parecida con un tal Jose, yo decido que es hora de salir a fumar.

El frío de la calle me golpea cuando salgo. Saco un cigarro del paquete y trato de encenderlo, pero mi mechero ha muerto. En ese momento, escucho: ¿Quieres fuego? Acepto y, tras dar la primera calada, doy las gracias a mi salvador. Es un chico alto, moreno, atractivo. Me sonríe y comenzamos una conversación tonta, sobre el frío que hace. Espera a que acabe de fumar y entramos juntos al bar, donde veo a mis amigas muy acarameladas con sus respectivos ligues. Hora de irse. Le comento la situación al chico atractivo, que sigue a mi lado, y se ofrece a acompañarme a casa.

Por el camino la conversación comienza a fluir. Me cuenta que tiene veintiséis años, que es conductor de ambulancia pero está preparando oposiciones para ser bombero, que tiene dos hermanas pequeñas, que le gustan los perros, pero no los gatos, y un largo etcétera.

Ya en mi portal, me pide mi número de teléfono y me propone quedar algún día, me besa brevemente en los labios, me da las buenas noches y se va.

Y yo subo tres pisos de escaleras hasta mi casa, sorprendida de lo que puede llegar a dar de sí el mero hecho de cambiar de bar.

8 comentarios:

  1. Es una cosa en la que pienso a menudo. Cualquier decisión insignificante puede cambiarlo todo. La vida entera. Como la diferencia entre fumar o no fumar, por ejemplo, o elegir fumarse un cigarrillo en el momento exacto o el equivocado.

    Me gustó el relato y la reflexión.

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  2. Por lo visto, un cambio de escenario puede ser como un cambio de dimensión o como entrar en un universo paralelo: una puerta abierta a infinidad de nuevas posibilidades.

    besos

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  3. Dejar de fumar te trae cambios más benéficos y permanentes, de salud, belleza, energía, frescura, evitar contaminar a otros con humo de segunda mano, alejar al fantasma del cáncer y otros 365 males conocidos; además de que es un hábito que da un bienestar engañoso, al dejarlo, notarás la enorme diferencia, bailarás más y mejor y puedes eliminar tu ansiedad existencial por vías naturales, como la buena respiración y el deporte.
    Si te quieres hacer el bien, sólo proponte hacerlo DE POR VIDA. Para que no acabe contigo éste nocivo hábito como lo hace con millones anuales que prefieren estar sometidos al desgaste de un vicio sintiéndose imunes.

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  4. No suelo responder a los comentarios que se hacen en mi blog. mis lectores habituales lo saben. Pero en este caso tengo que hacerlo. Muchas gracias por su consejo, Carlos de la Parra, pero este blog no está para discutir sobre mis hábitos, sanos o insanos. Si quiere opinar sobre mi prosa, es libre de hacerlo, pero la próxima vez que quiera verter su opinión sobre mi afición al tabaco o a cualquier otra sustancia, puede remitir su opinión a mi correo, cuya dirección se encuentra en mi perfil.

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  5. Me gusta eso de besar brevemente en los labios. Si hay algo de realidad en esta historia ya nos contarás como acaba.

    Pd: Me ha hecho mucha gracia el comentario -y la foto- y de Carlos, estamos rodeados de buenas personas y ni siquiera nos percatamos de ello...
    De todas formas te debes a tu público deberías de responder a todos los mensajes…xD
    Un abrazo.

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  6. Este Rorschach...

    Por cierto, todo lo que se escribe aquí es real, cero por ciento ficción.

    Gracias por venir por aquí.

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  7. Muchas gracias por subir a bordo y quedarte en en este barco donde se puede fumar y demás...fataría más. Y ahora, a disfrutar del viaje y que todo sea fiesta.
    Un abrazo.

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  8. Siempre digo que lo menos planeado y más inesperado es lo que mejor sale!
    Me alegro y me gusta tu historia.... siguenos informando! ;)

    Un besazo con sabor a sal y limón!

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