Ángel de la Guarda

Las horas de la tarde del domingo se suceden, largas, lentas, irremediablemente aburridas. Ya no sé qué botón presionar en mi smartphone o en mi ordenador.
La lectura queda descartada por dos razones: la primera, que ahora forma parte de mi trabajo, lo cual implica que, por el bien de mi vista y mi cabeza, los domingos está vedada para mí. La segunda, que los excesos etílicos de la noche anterior me impiden concentrarme en las palabras, que hoy me parecen una fila de hormigas inquietas.

Así que, en un ataque de desesperación, me lanzo de cabeza al WhatsApp en busca de un plan para pasar la tarde o, al menos, de unos minutos de conversación. Busco entre mis contactos, con la mayoría de ellos nunca me comunico por este medio, ni por ninguno, por no faltar a la verdad. Es precisamente un contacto de ese grupo el que elijo, un antiguo compañero de clase. Nunca tuvimos una amistad estrecha, pero recuerdo con una media sonrisa los apurados cigarros y cafés de último minuto, antes de entrar a clase o a los exámenes. Aquel momento en que aprobamos esa asignatura imposible, más por el profesor que por la asignatura en sí. Las referencias musicales y cinematográficas que intercambiamos alguna que otra vez.

Y le saludo. Me responde al momento y comienza una conversación que no promete más que un intercambio cuasitelegráfico de datos sobre la situación actual de cada uno. Lo de siempre.

Pero sucede algo. Le hablo sobre mi trabajo actual, mi trabajo soñado, que resulta ser también su trabajo soñado. Me ofrezco a mover algunos hilos y media hora más tarde tiene a su disposición, si lo acepta, un puesto de trabajo mal pagado y sin contrato. Pero según mi propia experiencia, cuando se cumple un sueño hay detalles que pasan a ser insignificantes.

Me da las gracias mil veces y me promete una caja de la mejor ginebra británica.

Sonrío. Me he convertido en un Ángel de la Guarda.

2 comentarios:

  1. Lo sorprendente es el juego de casualidades: de una tarde aburrida a una ilusión que se materializa.
    Y como sigas así, ye vas a ganar unas alas ;)

    besos

    ResponderEliminar
  2. Hola Señorita Rock....hace tiempo que no me paseo por aquí....

    Las casualidades a veces nos llevan a sitios insospoechados, nos hace conocer a gente incrible....o a crear mundos maravillosos...

    Un beso

    ResponderEliminar

 
Tinta Invisible Blog Design by Ipietoon