Agallas

Desde que empezó el curso, se sienta cada día, a mi derecha, el ser más vago, simple, egoista y narcisista que he tenido la oportunidad de contemplar de cerca. Le llamaremos G.

Lo primero que llama la atención son sus músculos dignos de una competición de culturismo a nivel planetario. Y no, no me la llama especialmente a mí, él es quien tiene toda su atención. No es extraño verle contemplándose a sí mismo en fotos o vídeos en su móvil, mientras me da pequeños codazos para que babee por él, del mismo modo en que él babea por sí mismo.

No obstante, tras la primera impresión me obligué a mí misma a darle una oportunidad. Tal vez haya algo interesante bajo esa masa musculosa, me dije, quizás incluso tenga algo de cerebro. Bendita inocencia.

No tardé demasiado tiempo en comprobar que el hecho de esperar que  hiciese los trabajos para clase o estudiase para los exámenes era perder el tiempo. Ustedes pensarán que a mí eso debería darme igual. De nuevo, bendita inocencia. Yo pensaba lo mismo, hasta que le sorprendí copiándome en un examen hasta el punto de escribir mal la fecha después de que yo me hubiera confundido previamente. 

Dejé pasar aquella primera vez, y la segunda, y la tercera... Para abreviar, de no ser por mí, no habría aprobado ni una sola asignatura.

Exámenes aparte, llegó un momento en que dejó de traer a clase cualquier tipo de material. Bolígrafos, folios, libros... ¿Y quién era la proveedora oficial? Exacto. 

Cuando quise darme cuenta, me había convertido en su madre. Le prestaba folios, un boli, le decía qué ejercicios tenía que hacer, le chivaba las respuestas cuando le preguntaba el profesor, guardaba sus trabajos en mi pendrive... Una actitud que, por alguna razón, en aquel momento me pareció de lo más normal. Tal vez sea porque me encantan las causas perdidas.

La cosa es que cuando llegó el momento de que él hiciera algo por mí, se hizo el remolón más de la cuenta. Y ocurrió un par de veces más. Lo cual no me gustó nada. ¿Qué se creía el aspirante a tronista?

De modo que rescaté algo que tenía escondido en alguna parte, algo parecido a las agallas, y le planté cara. Mejor dicho, le he plantado cara. Esta misma mañana me ha pedido el pendrive (sí, el mío, porque para qué iba a comprarse uno) para guardar los documentos en los que había trabajado en clase de ofimática. 

No puedo explicar muy bien cómo ha sucedido, pero de repente, una extraña neblina roja se ha cernido sobre nosotros y, desde lejos, como si estuviera escuchando a otra persona, me he oído regañarle. He aguzado el oído. Creo que le he dicho que ya valía de aprovecharse de la gente (he dicho "gente", pero obviamente me refería a mí), que él no era nadie especial para que los demás tuviéramos que hacerle el trabajo y facilitarle la vida, y que más le valía espabilar, porque se le había terminado el chollo.

Al terminar, la neblina se ha disipado y no sabría decir quién de los dos estaba más perplejo. Pero antes de que haya podido discernirlo, ha sonido el timbre que marca el final de las clases y nos hemos ido, cada uno por nuestro lado.

Por mi parte, doy la mañana por muy bien aprovechada.

3 comentarios:

  1. Es de esas cosas que, si no las haces en su momento, se te quedan como una espina clavada, ¿no?

    ResponderEliminar
  2. Bien hecho, pero considera también tu parte de culpa: él se ha estado aprovechando de ti porque tú se lo has permitido. Medita sobre ello, porque éste es un mundo lleno de chupópteros encantados de aprovecharse de gente como tú. Tal vez aprendas a distinguirlos pronto, por ésta y otras experiencias, pero ten cuidado, que algunos lo saben hacer muy bien, sin que te des cuenta, o haciéndote depender emocionalmente de ellos. Se ve que eres buena gente, por eso no dejes que no se aprovechen de ti. Como dice Saint-Exupéry: "no es lo mismo dar que perder". Un saludo y bonito blog.

    ResponderEliminar
  3. Sé que sigues viva porque acabo de ver que actualizas tu blog. No sé si sabrás quién soy. Bueno, otro pesado más a fin de cuentas.

    ResponderEliminar

 
Tinta Invisible Blog Design by Ipietoon