El suspenso

Cuando el profesor me devuelve el examen corregido, sólo consigo preguntarme dónde está el resto de mi nota. Miro el examen, miro al profesor, que se encoge de hombros y vuelvo a mirar el examen. He sacado un 1'2. Un uno con dos. Jamás, en mi vida, había sacado una nota tan baja, y lo digo en serio. Cuando estudiaba mi primera carrera hice un examen después de haberme ido de cañas con mis compañeros y saqué una nota más alta que un uno con dos.

Ojeo el examen rápidamente. Mi nota proviene íntegramente de la parte teórica, eso lo he clavado. El resto, los ocho ejercicios prácticos, todos mal. Sólo veo ceros.

Cierro rápidamente el examen y lo dejo del revés sobre la mesa, no quiero que nadie lo vea, me da vergüenza. Me encojo en mi silla; la mirada perdida mientras el profesor da indicaciones sobre qué hará con quienes hemos suspendido. Había estudiado, había estudiado mucho. Había hecho un centenar de ejercicios en casa. Quiero llorar, pero me contengo, ya me siento bastante ridícula.

Así paso un buen rato, ignorando a todos los que me rodean, hasta que vuelve la luz.

Miro de nuevo el examen, esta vez con más calma. Compruebo que, salvo dos ejercicios que hice completamente al revés, el resto sólo tiene pequeños fallos. No son errores garrafales, no es que no tenga ni idea. Y me doy cuenta de que no todo está perdido.

La recuperación es este viernes, de modo que fotografío el examen y apunto mis fallos para corregirlos en casa. Puedo hacerlo, puedo aprobar.

De repente, me siento como Escarlata O'Hara resucitando Tara tras la guerra. Vuelvo a ser yo.

2 comentarios:

  1. La Tierra, Señorita Rock'N Roll... la Tierra roja de Tara.
    A pesar de la cercanía de la recuperación si puede usted tomarse una Guinness esta tarde/noche, espero que la disfrute.
    Feliz San Patricio!

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