(Otra) visita sorpresa

Estoy en casa, descansando antes de emprender el turno de tarde en la tienda, cuando me llega un mensaje de mi madre:

Un tal Rubén pregunta por ti, te espera en el bar.

Salto del sofá emocionada y voy a su encuentro. Se trata de uno de mis compañeros de clase, que ahora es un buen amigo. Por el camino pienso en que, casualidad o no, anoche mismo soñé con él.

Cuando llego al bar, mis padres me miran desde la barra, interrogantes. Sin darles más explicaciones, voy a la mesa en la que se encuentra.

-¿Pero cómo no me has llamado?

-Eso quería, pero en este pueblo no tengo cobertura.

-Ah, bienvenido a la Edad Media.

-Pues me he recorrido todos los bares preguntando por ti. He ido primero a la tienda, pero estaba cerrada.

-¿Y has venido solo?

-No me hacía falta nadie más.

Me da la risa, en estos momentos debo ser la comidilla de medio pueblo, pero me da igual. Charlamos, me cuenta lo que ha hecho, lo que ha visto, a dónde va a ir después y, cuando me quiero dar cuenta, es la hora de irme a trabajar.

Me acompaña y le enseño la tienda, por supuesto no le llama demasiado la atención, es una "tienda de chicas" como dijo un niño ayer por la tarde. Se queda un rato más, pero en cuanto empiezan a llegar los clientes, se marcha.

Me ha hecho mucha, mucha ilusión su visita. Y que haya hecho expresamente tantos kilómetros sólo por verme y tomar un café conmigo. Una vez más, me siento muy afortunada.

Eso sí, más tarde tendré que enfrentarme al interrogatorio de mis padres, será interesante.