Paciencia II

Del mismo modo, hay días en los que me despierto y pienso en entradas que no publicaré por ser tan cursis o románticas que, inevitablemente, están fuera de tono. Pero las escribo y lo hago por el mismo motivo, porque necesito sacarlo de alguna forma, del mismo modo que (aviso: confesión patética) todavía le escribo cada noche por whatsapp, a sabiendas de que no recibirá esos mensajes, porque le pedí que bloquease mi número.

Es lo que tienen los recuerdos, van y vienen sin orden ni concierto. Unos días son terribles, otros, dolorosamente hermosos, y hay que lidiar con todos ellos, cada cual con las armas que posea. En mi caso tengo la suerte de disponer de la escritura como vía de escape y de haber aprendido a utilizarla. 

Sin embargo, sueño con el día en que no necesite esta terapia, en que los recuerdos sean sólo eso, recuerdos, un pasado que no anegue el presente. Pero, de momento, sólo me queda repetirme una vez más: paciencia.


3 comentarios:

  1. El día que dejes esta terapia que es escribir para recolocar las entrañas, o bien es que no hay nada que poner en su sitio o bien es que te dará igual hacerlo o no.
    En cualquier caso escribir desde el corazón es curativo y transmite.

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    1. Sin duda es curativo, aunque no creo que deje de escribir, ni siquiera el día que ya no necesite esta terapia. Me gusta demasiado hacerlo, lo único que siento es que las musas no me acompañen más que cuando lo hacen las penas.
      C'est la vie.

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  2. Las musas son caprichosas, pero los que tenemos esta necesidad vital tan intensa, al final terminamos dando con el "llamador de musas" que no es otro que sentarse y romper un borrador tras otro (en este caso los suprimimos) hasta dar con la entrada que nos convence y al final la públicamos

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